"Sois la mierda cantante y danzante de este mundo"

miércoles, 9 de septiembre de 2009

-Hola, cómo estás?

-Hola, ¿cómo estás?- Ella respondía -Bien, como siempre- y así noche tras noche durante el resto de sus vidas.
Hablaban, se confiaban secretos o trataban de hacerlo, se vacilaban... Todo era normal pero a la vez resutaba treméndamente extraño. Ninguna reparó nunca en ello, simplemente se convirtieron en esclavas de la señora Rutina sin darse cuenta.

Ella cada noche se sentía peor, no daba crédito a lo que había sido capaz de hacer por una persona que no conocía de nada. Era todo una mentira, un paripé creado solo para "disfrutar" de la conversación que la otra le proporcionaba. No sé, sinceramente no sé qué pasaría si se destapara, si se quitara esa máscara que ella misma había pintado de un color rosa precioso. Tal vez habría trifulca, incluso algún que otro insulto dedicado a su madre.

Pero le daba igual.

-Hola, cómo estás?-
-Bien, como siempre-

Hoy, como cada noche, han hablado. ¿De qué? Eso no es importante, lo que importa es el hecho de que se ha vuelto a repetir esa extraña sensación que recorre su cuerpo con el primer 'hola'. Esa redundancia de sus pensamientos en su cabeza que una y otra vez le dicen que algo no va bien. Ese estado de nerviosismo al que se expone con cada frase, cada palabra, cada letra que escribe por el temor de que la otra diga "¿Cómo sabes eso?" o "Yo no te lo he contado".

Sobre la otra chica hay mucho que decir y más aún por callar. Es lista, demasiado a veces, pero es sumamente ignorante, o al menos ella le obliga a serlo sin darle explicaciones ni avisar.

Esa chica vive en una mentira, ¿qué pasa? ¿que no se da cuenta? La respuesta está clara... no. Es todo una farsa, un decorado cutre de cartón piedra que por momentos se vence cada vez más y que ella es conciente de que dentro de no mucho se derrumbará por completo, momento en que la otra abrirá los ojos para descubrir su verdadera identidad, para descubrir que ella no es realmente quien dice ser.

-Hola, cómo estás?-
-Bien, como siempre-

Repeticiones, vueltas y vueltas a los mismos temas, mentiras. Todo eso siempre presente y la otra sin darse cuenta.

En fin, a veces es mejor vivir en la completa ignorancia. Inmiscuirse en un mundo creado por uno mismo en el que todo va bien y no existe ese compañero llamado lunes por la mañana ni examen sorpresa. En el que ha desaparecido por completo tu amigo fin de mes y ya no te hablas con la idiota de... ¿cómo se llamaba? Ah, si! Tristeza. Ese mundo en el que te levantas a lado de quien quieres y te acuestas con quien te da la gana.

Por fin llegó el día. El día que ella más temía. ¿Por qué? Porque era el día en el que debería desvelar su engaño. Darle la mano al valor y sin soltarlo decir todo lo que le había estado ocultando. Sabía que era demasiado y que no tendría demasiado tiempo para explicarlo por completo, pero se consolaba pensando que su alma estaría limpia si lo decía, aunque aquella decisión trajera terribles consecuencias.

-Hola, cómo estás?-
-Bien, como siempre-
-He de decirte algo-
-Dime-
-....
-Es ciero eso? jaja No te creo-
-....
-Ok-

Fin.

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