"Sois la mierda cantante y danzante de este mundo"

lunes, 28 de septiembre de 2009

Yo.

- Bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, yo, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, yo, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, yo, bla, bla, yo, bla, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, yo, bla, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, bla, yo, bla, bla, yo, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, bla, yo, yo, bla, bla, yo, bla, bla, bla, bla, yo, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, yo, bla, bla, yo, yo, bla, bla, bla, yo, bla, yo, yo, yo, bla, bla, yo, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, yo, yo, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, ,yo, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, yo, bla, bla, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, yo, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo, bla, bla, bla, yo...
- ...

¿En qué se basa tu vida cuando solo eres capaz de pensar en ti?

Firmado: Yo.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Crees que eres feliz, pero solo lo crees.

Crees ser feliz, pero solo lo crees.

Te levantas una mañana y decides ponerte aquella chaqueta que a ti al principio no te convecía mucho pero que te acabó "gustando" cuando tus colegas digeron que era la moda, aunque tuviste que renunciar a la que realmente querías porque alguien pensó y comentó que era ridícula.
Vas a clase, el profesor de lengua (sí, ese tan gordo de gafas) manda leer un libro que te gusta y que te interesa bastante, pero tu compañero, el guay, el más malo y el más chulo dice que no piensa leérselo; tú sigues sus pasos y, aunque te mueres de ganas y quieres leerlo, decides hacerte guay también y acabas repitiendo curso y lo más triste es que te sientes orgulloso.

Cada vez tienes más "amigos"(yo prefiero llamarles aliados temporales).

Juraste que nunca fumarías pero, desde aquel botellón en el que estuviste a punto del coma, pillas cada finde'.
¿Qué te pasa? Antes te gustaba escribir; ahora hace más de un año que no tocas tu viejo cuaderno que usabas para descargar tus sentimientos. Crees que ya no lo necesitas. Eres consciente de que te hacía feliz pero ahora piensas: 'Ya no lo necesito para nada'.
Estás errando y lo sabes...

Mañana tienes que ir a una fiesta, por supuesto, estarás allí como un clavo y con los tres euros que acordastéis para comprar la bebida. Jaja qué gracioso, si antes no podías ni ver el alcohol, decías que te entraban arcadas con solo mirarlo.
Te pillarás un pedal de los que producen al día siguiente un insoportable dolor de cabeza pero eso te da igual.
Crees que eres feliz, pero solo lo crees.

Domingo por la mañana. Resacón. Has aparecido tirado en un parque. Te dejaron solo y te preguntas por qué, pero no eres capaz de encontrar la respuesta y no te das cuenta de que es tan sencillo como decir que les importas una mierda. La cabeza te da vueltas y vueltas. Llegas a casa y te acuestas en tu cama con las zapatillas aún puestas...

Los que en verdad se preocupan por ti ¿no recuerdas? Si hombre sí, esos con los que antes salías y de los que ahora te ries ¿ya recuerdas? A los que gastas bromas pesadas en clase y robas cuando en verdad no quieres solo porque esos "amigos" que tienes dicen que es divertido. Pues esos. Esa gente todavía te quiere. Saben que no eres así y esperan que te des cuenta pronto, antes de que ya sea tarde.

El tiemo corre.

Cada vez causas más daño por donde pasas y no paras de herir ya no solo con palabras. Tú no eras así. No sé si serás capaz de recordar una época ya pasada pero no muy lejana en la que te reventaba ver gente así. Sentías verdadero desprecio e incluso pena por esas personas. Pero... mírate, eres uno de ellos. Te has vuelto esclavo de una moda pasajera y tonta que ni si quiera te gusta, nunca lo hizo y no esperes que ahora vaya a hacerlo. Eres preso de la ropa, el costo, el alcohol y unos niñatos que te hacen creer que les importas pero mienten tio, no es cierto. ¿En serio no te das cuenta? No me esperaba esto de ti...
Te creí más listo, más espabilado. Pensaba que eras un tio inteligente y con ideas propias y gustos, a veces extraños, pero únicos.

Siento tener que ser yo quien te diga esto pero no eres feliz. Crees que lo eres, pero solo lo crees.
Ahora párate un momento y mira a tu alrededor por favor. ¿Lo ves no? ¿Ves todo lo que has dejado atrás verdad? Sí sí, eso eso, todo aquello que dejaste pasar sin pensar. Esa chaqueta que llevabas meses esperando pero que dejaste colgada en el perchero de la tienda por llevarte una que no te gustaba; esa chica de tu antiguo grupo que te traía loco con sus ojos claros a la que no le digiste nunca nada bueno desde que eres "guay"; ese libro que te encantaba y que por fin podías leer pero no lo hiciste; esas personas que te querían de verdad tio, los que no eran simplemente unos aliados temporales, los que se preocupaban de verdad por ti. Todo eso ya no está y ¿sabes por qué? Porque eres idiota.

Creías tenerlo todo pero poco a poco te das cuenta de que no tienes nada.

Crees que eres feliz, pero solo lo crees.

Renunciaste a tantas cosas por el simple hecho de ser... ¿Reconocido? ¿Popular? ¿Más malo? No creo, solo eres otro tonto con el que me tengo que cruzar cada mañana y soportar como me miras y sin decir nada agachas la mirada.

Crees que eres feliz, pero solo lo crees.

lunes, 14 de septiembre de 2009

El viejo pañuelo que le regaló su abuelo.

Ese tio está mal de la cabeza.

Seguro que es un psicópata que se queda días enteros encerrado en casa, en la cama to' tirao', hablando con su escopeta mientras la da brillo con el viejo pañuelo que le regaló su abuelo ahora muerto, ése con el que sigue compartiendo alguna que otra cena, pero... nunca hablan.

Se levanta, prepara el desayuno esquivando el amoniaco que está justo al lado de los cereales y enciende el televisor creyendo que hoy emitirán un programa distinto al de todos los días.

Cuando tenga todo planeado saldrá de su cuarto. Cuartada perfecta, escopeta en mano, reloj recién sincronizado y todo lo que ha de hacer almacenado en algún lugar de su descabellada, malvada y perversa cabecita.

Llegará a su destino con 10 minutos de antelación por si algo falla o por si se le olvidó llevarse una en sus cálculos. Esperará a la muchacha estratégicamente colocado para que nadie pueda verle y cuando ella aparezca un ligero valanceo de sus dedos encargados de pulsar el gatillo y... ya.

Todo habrá acabado.

Esa niña que le enloqueció y que le pateaba la mente cada noche en aquel habitáculo de paredes acolchadas no volvería a aparecer nunca más y lo que era mejor, no volvería a retenerle en contra de su voluntad.

Vuelta a casa a pensar de nuevo y a abrillantar su escopeta con el viejo pañuelo que le regaló su abuelo ahora muerto.


Pobre enfermera.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Evita lo inevitable.

Evita las malas influencias, evita el llanto, evita lo que te proporciona el dolor, evita insultar a tus padres, evita seguir una moda, evita ser uno más, evita hacer sentir mal a los demás, evita sufrir, evita llorar, evita quemarte con el café del desayuno, evita llegar tarde, evita no coger el abrigo si hace frío, evita las drogas, evita el alcohol, evita las fiestas, evita morderte la lengua, evita caerte, evita probar cosas nuevas, evita los sitios con mucha gente, evita que se agriete tu techo, evita las algomeraciones, evita tocar fondo, evita el metro en hora punta, evita el cansancio, evita pensar demasiado, evita repetir modelito, evita ir sola por la noche, evita las peleas, evita que te echen del curro, evita soñar despierta, evita volar sin alas, evita tocar fondo, evita los lunes por la mañana, evita morder el polvo, evita encontrarte en situaciones bajo presión, evita los atascos, evita al vecino cabrón de al lado, evita chocarte con cristales demasiado limpios, evita cruzar la calle sin mirar, evita a tu ex, evita hablar con desconocidos, evita enamorarte de ellos, evita montar películas en tu cabeza, evita caer dos veces en la misma trampa, evita cometer errores, evita escribir vaca de animal con B, evita cogerle cariño a tu mascota, evita ir al examen sin haber estudiado, evita todo lo intevitable, evita tener miedo, evita la muerte... ¿La muerte? Pero... ¿eso no es inevitable? Parece que sí...
Toda una vida tratando de evitar todo tipo de acciones, sentimientos, pensamientos.. Toda una vida tratando de ser autodependiente... Toda una vida creyendo que lo he conseguido...
Un buen día llegas a tu casa y escuchas la noticia: ______ ha muerto.
Y piensas, ¿cómo puede ser que la muerte de una persona que no soy yo, me duela más que mi propia muerte? La respuesta es sencilla:

Creías poder evitar todo lo inevitable.

jueves, 10 de septiembre de 2009

¿Me estoy engañando?

Creía que no pasaba nada, que lo de la operación era una tontería, una de esas intervenciones de una hora en las que te mandan a casa ese mismo día. Pero no, me engañaron. Me ocultaron la realidad, me taparon los ojos con sus manos y no me dejaron verla.
¿Creían que no acabaría dándome cuenta? Qué equivocados estaban. Me da rabia que no quisieran decírmelo pero entiendo que no lo hicieran. Quizá yo tampoco lo hubiera hecho. También habría caído en ese error estándar en el que todos pican. Esa manera de pensar idiota que nos hace creer que ocultando la verdad hacemos bien a alguien "Es que eres muy pequeña para entenderlo", "No queríamos que sufrieras", ya saben... En parte es cierto pero yo sabía que algo pasaba, y me dolía más saber que me ocultaban algo que saber lo que padecía.

Me enteré pasados dos años, él ya no estaba bien y sentí como si todo ese tiempo en el que no hablamos se hubiera esfumado o directamente no hubiera existido. Era triste, era muy triste. ¿Por qué me empeño en ponerlo en pasado? ¿Para tratar de engañarme a mi misma y creer que todo, absolutamente todo está solucionado? Rectifico, es triste, es muy triste (ahora sí)

Tuve una mala época. No me quejo de la de ahora.
Lloré, no paraba de escribir cosas deprimentes y no hacía más que cayar lo que era evidente. Pero ante unos ojos que no saben mirar era una niña completa y absolutamente feliz. Se podría decir que aparentaba tener y disfrutar de una opulencia de felicidad y bienestar enorme, cuando en verdad, vivía algo contrario, algo opuesto a todo eso.

Acompañada de mi soledad pensaba, demasiado a veces, lo reconozco, pero era mejor eso que tratar de hacer algo de lo que luego pudiese arrepentirme.

¿Debería sentirme orgullosa? No, sinceramente no lo creo. Fui una niña adulta y ahora parezco cada vez una niña más pequeña. Es todo tan extraño...

Me consuelo pensando que aún nos quedan muchos momentos juntos, pero... aquí no estoy tan segura.

¿Me estoy engañando?

Otoño.

Le deprime toda la rutina que le espera pero a la vez le relaja.

Sacar la ropa de invierno, guardar la de verano, olvidarse de las chanclas, de la piscina, de dormir con la ventana abierta, de no arroparse ninguna noche, de acostarse tarde, de tanto ordenador, msn, tuenti, myspace, blogspot... nuevos anuncios en la tele, la famosa canción de la vuelta al cole, entregar la matrícula para el nuevo curso, comprar los libros, hablar con esos olvidados durante todo el verano, deprimirse, querer llorar, despertarse temprano, preparase la ropa, desayunar deprisa, hacer la mochila, soportar kilos de libros cuyo contenido no le interesan, ir andando a clase, no dormirse en ella, estudiar, hacer tabajos estúpidos, deberes, actividades extraescolares, exámenes, profesores insoportables, duchas de agua fría, tardes cargantes y pesadas, amigos idiotas, compañeros estúpidos, familia acogedora, llevar chaqueta, abrigo, bufanda, palestinos, guantes (a veces), recordar las lluvias heladas, días oscuros, noches cerradas, buscar los paraguas, dormir poco y mal, arroparse hasta las orejas, usar calcetines altos, esperar vacaciones...

miércoles, 9 de septiembre de 2009

-Hola, cómo estás?

-Hola, ¿cómo estás?- Ella respondía -Bien, como siempre- y así noche tras noche durante el resto de sus vidas.
Hablaban, se confiaban secretos o trataban de hacerlo, se vacilaban... Todo era normal pero a la vez resutaba treméndamente extraño. Ninguna reparó nunca en ello, simplemente se convirtieron en esclavas de la señora Rutina sin darse cuenta.

Ella cada noche se sentía peor, no daba crédito a lo que había sido capaz de hacer por una persona que no conocía de nada. Era todo una mentira, un paripé creado solo para "disfrutar" de la conversación que la otra le proporcionaba. No sé, sinceramente no sé qué pasaría si se destapara, si se quitara esa máscara que ella misma había pintado de un color rosa precioso. Tal vez habría trifulca, incluso algún que otro insulto dedicado a su madre.

Pero le daba igual.

-Hola, cómo estás?-
-Bien, como siempre-

Hoy, como cada noche, han hablado. ¿De qué? Eso no es importante, lo que importa es el hecho de que se ha vuelto a repetir esa extraña sensación que recorre su cuerpo con el primer 'hola'. Esa redundancia de sus pensamientos en su cabeza que una y otra vez le dicen que algo no va bien. Ese estado de nerviosismo al que se expone con cada frase, cada palabra, cada letra que escribe por el temor de que la otra diga "¿Cómo sabes eso?" o "Yo no te lo he contado".

Sobre la otra chica hay mucho que decir y más aún por callar. Es lista, demasiado a veces, pero es sumamente ignorante, o al menos ella le obliga a serlo sin darle explicaciones ni avisar.

Esa chica vive en una mentira, ¿qué pasa? ¿que no se da cuenta? La respuesta está clara... no. Es todo una farsa, un decorado cutre de cartón piedra que por momentos se vence cada vez más y que ella es conciente de que dentro de no mucho se derrumbará por completo, momento en que la otra abrirá los ojos para descubrir su verdadera identidad, para descubrir que ella no es realmente quien dice ser.

-Hola, cómo estás?-
-Bien, como siempre-

Repeticiones, vueltas y vueltas a los mismos temas, mentiras. Todo eso siempre presente y la otra sin darse cuenta.

En fin, a veces es mejor vivir en la completa ignorancia. Inmiscuirse en un mundo creado por uno mismo en el que todo va bien y no existe ese compañero llamado lunes por la mañana ni examen sorpresa. En el que ha desaparecido por completo tu amigo fin de mes y ya no te hablas con la idiota de... ¿cómo se llamaba? Ah, si! Tristeza. Ese mundo en el que te levantas a lado de quien quieres y te acuestas con quien te da la gana.

Por fin llegó el día. El día que ella más temía. ¿Por qué? Porque era el día en el que debería desvelar su engaño. Darle la mano al valor y sin soltarlo decir todo lo que le había estado ocultando. Sabía que era demasiado y que no tendría demasiado tiempo para explicarlo por completo, pero se consolaba pensando que su alma estaría limpia si lo decía, aunque aquella decisión trajera terribles consecuencias.

-Hola, cómo estás?-
-Bien, como siempre-
-He de decirte algo-
-Dime-
-....
-Es ciero eso? jaja No te creo-
-....
-Ok-

Fin.

martes, 8 de septiembre de 2009

Nunca más volvió a escribir.

Allí estaba, intentando escribir, como siempre. Frente a ella su cuaderno, ese en el que ahoga su dolor y que le ayuda a calmar su llanto. Comenzó escribiendo el título, algo que no solía hacer pero pensó, el orden de factores no altera el producto. Trató de comenzar. Una vez escogido el tema no sería muy difícil pero, aún así, no consiguió arrancar ninguna palabra, ninguna frase coherente o medianamente decente de su pluma. Decidió ponerse a leer, total, no tenía nada mejor que hacer, debía aprovechar su tiempo de algún modo, y decidió que perderse en las letras de un buen libro sería la solución. De pronto, cuando iba por el capítulo 10, casi 6 horas leyendo sin parar, la protagonista a punto de morir, ella dejó con suavidad el libro sobre la mesa, la inriga y curiosidad por saber el final de aquella historia le comían por dentro pero la inspiración acababa de llamar a la puerta del lugar donde guarda sus textos y ella no desaprovecharía esa oportunidad de encontrar las frases perfectas, al fin y al cabo, esas frases que describirían sus pensamientos más hondos, sus inquietudes, sus jodidos miedos o quién sabe qué.

Allí estaba de nuevo, sentada frente a su cuaderno, la misma sensación del principio, el mimso temblor en sus manos y el mismo nerviosismo en su organismo. Otra vez no sabía cómo escribir, no encontraba manera. Vuelta a empezar. Pensó: seguro que si rebusco entre las ideas que poseo en mi cabeza encuentro una frase, solo una, la que describiera lo que sentía joder, no era tan difícil, o eso creía.

Al rato se dio cuenta de que desde el principio había sido dueña de esas palabras, pero ella a sí misma se las escondía. Temía escribirlas, temía plasmarlas, de algun modo temía darse cuenta de que el temor que afloraba en ella le había hecho perder gran parte de su tiempo buscando algo que ya poseía. Tan duras era esas palabras? Tanto daño la hacían?
Aún así, seguía sin escribir...

El título que tan poco le había costado estaba tachado en varios colores. En rojo, negro, azul, una especie de rosa anaranjado y en alguno que otro más. A parte de ese tachón, que dejaba horrible el papel, todo lo demás estaba completamente en blanco. Ella se intentaba convencer: Pero qué hago? Tanto tiempo escribiendo a lo largo de mi vida, y ahora no soy capaz de poner una mísera frase.
Su psicólogo siempre la decía que se infravaloraba demasiado, pero eso a ella le importaba nada. Nunca sintió ningún tipo de aprecio por aquel hombre que dos veces por semana pasaba consulta, hacía como que escuchaba, cobraba y olvidaba.

Llevaba horas rondando por casa. Ese día no salió, no tenía ganas, sus amigas le habían hablado y comentado algo de un nuevo café en algún lugar pero no atendió, simplemente dijo que no y como tampoco nadie insistió, se echó en la cama para no pensar y estando allí tirada, cómo no, pensó.

Encendió la tele. Progamas del corazón, un espacio de deportes nuevo que no la inetresaba demasiado, anuncios, infocomerciales y alguna que otra serie chorra típica de esas horas. Esto le hizo apagar, era todo basura.

Se dirigió a su escritorio, estaba mentalizada de que escribiría ya esas palabras, esa frase que la martirizaba, que se repetía una y otra y otra y otra vez en su cabeza, que sabía perfectamente cómo escribir, pero aún así no lo hacía por razones agenas a la razón.

Destapó el bolígrafo negro, era el que más le gustaba, y por fin escribió: "Te echo de menos."
Sabía que la ausencia de alguien importante dejaría huella, sabía que no podía dejar de pensar en ella. Era consciente, perfectamente consciente de que la necesitaba, pero temía darse cuenta por completo. Temía reconocer que la falta de aquella pesona había matado su valor y había acabado con lo que más le gustaba.

Nunca más volvió a escribir.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Con resignación, pero he aprendido a vivir con ello.

Siempre creyéndonos mayores, creyendo que sabemos todo cuando no nos enteramos ni del nodo. Pensando 'somos los mejores', asegurando haber madurado y luego no atendemos a razones.
Hablamos mierda, escupimos idioteces, nos creemos importantes por fumar y beber a veces. Nuestros problemas son absurdos, capaces de hacer de ellos un mundo, "creo que le gusto" "me dijo que le molo" "he suspendido porque el profe me tiene asco, esto no es justo"...
Imbéciles sin reconocer, ignorantes ignorados, niñatos inacabados con experiencia en leer mensajes privados... Críos sin querer, enanos que están aún por crecer, alcohólicos de palo, gilipollas fingiendo que van fumados, personitas que no entienden y que se creen los mas malos...
Problemas que se esfuman si un amigo te "ayuda", llantos falsos, sentimientos raros, pensamientos inmaduros de criajos mal criados. Quedadas donde siempre, con la misma gente, el mismo lugar, las mismas mentes, el sitio donde me siento al llegar. Los saludos con dos besos, las despedidas desganás', las noches de pedo, las litros que me bebí y las que me quedan por tragar. Soportar discusiones en las que parece que todo acabará mal, vaciar extintores, quemar contenedores, en fin, todo lo que sea ilegal, nos hace "felices"?, creer "importantes"?, no, solo somos imbéciles que se aburren y que no pensaron la gravedad de sus actos antes.
Voy creciendo tan rápidamente y a la vez tan despacio, que tengo 15 años y a veces aparento 4. Trato de ser coherente y responsable de mis actos, pero me rodeo de gente que no ayuda, debería dejarlos a un lado...

Soy consciente de mis fallos, y según dicen, rectificar es de sabios, pero reconozco que me cuesta corregir mis errores y lo que es peor me cuesta el doble encontrarlos para tratar de arreglarlos...

Soy una niñata más a la que le falta mucho por andar, no me enorgullezco pero tampoco me avergüenzo, simplemente lo acepto... con resignación pero he aprendido a vivir con ello...