Tan... tan...

He vuelto y esta vez es para quedarme...
Llevo horas tragando. Tengo al lado una cerveza, ella me acompaña, me escucha, me entiende y no me dice nada, no me hiere... está observando y esperando el momento de reaccionar para pedir más, para rendirse y que otra de sus "amiguitas" la sustituya consiguiendo llenarme por dentro ya que estoy vacía. Vacía de todo menos de llanto, hace meses que no lloro.

Prometiste volver a llamar y mi cerveza me decía que no lo harías, pero mi alma quizá intentaba engañar a la botella con estúpidos alegatos sin peso ni importancia. Mientras tanto, la música de Amelie inundaba mis oídos y el zumo de cebada se resbalaba por mi garganta como si de un tobogán se tratara...


Lo siento todo tan... tan...